Como otras tantas tradiciones nuestras, los funerales son de origen romano.
La palabra funeral viene del latín «funus» que significa antorcha. En la antigua Roma, al igual que en otras muchas culturas, cuando una persona moría se creía que su espíritu se quedaba entre los vivos y esto los aterraba.
Cuando morían, después de velarlos toda la noche para asegurarse que no estaban vivos, se dirigían a enterrarlos a los panteones que por motivos higiénicos estaban (y lo siguen estando) a las afueras de las ciudades. Este ritual se hacía de noche y para que el espíritu del difunto no se quedara con ningún familiar vivo, las personas que acompañaban la comitiva iban vestidas de negro para confundirse con la oscuridad, de ahí nuestra costumbre de vestir de luto cuando se muere alguien cercano, además llevaban unas antorchas enormes para que el espíritu no se perdiera y siguiera la luz de estas antorchas hasta su «morada eterna», estas antorchas eran los funus, de ahí también la costumbre de encender velas alrededor del difunto.
Al principio eran los propios familiares los que cargaban a hombros el féretro del difunto y tenían que ir deprisa debido a la descomposición del cadáver. Con el tiempo se dio paso a los caballos o los burros para trasladarlos y después a los carros de madera, siempre acompañados por las antorchas; pero al modernizarse el transporte, las antorchas se apagaban por la velocidad que alcanzaban estos vehículos así que para evitar esto se decidió que los coches fueran despacio. También se cree que se va tan despacio para darle una última oportunidad al muerto para despertarse.
BELÉN JIMÉNEZ
Me gustaría añadir algunos datos más a esta entrada tan interesante. He averiguado además, que la costumbre de esconderse del espíritu a través de ropas negras no se remonta a los romanos, sino que es mucho más antigua, al parecer se han encontrado pinturas rupestres de ritos funerarios en los que los hombres aparecen con los cuerpos pintados de negro, también existen tribus en África que cubren sus cuerpos con cenizas para ocultar el color oscuro de su piel y así confundir al espíritu. Y en la India el color del luto es blanco, quizás por el mismo motivo.
Como suele ocurrirme cuando investigo o compruebo alguna información para Ecos de la Distancia, he encontrado cosas bastante curiosas sobre los funerales y las distintas costumbres que cada cultura tiene al respecto. Así pues trataré de investigar un poco más y ofreceros una entrada acerca de este tema en breve.
ESTEFANÍA JIMÉNEZ